"Amenaza de dos días de lluvias extraordinarias en el D.F.", anunciaban las noticias.
Y como muchos, los Pallazos Rodantez también saben que el agua no sólo moja, también puede despintar, así que emprendieron la huída buscando algún camino dorado que el sol pudo haber dejado a su paso.
Se citaron por la mañana en los límites de la ciudad, y ahí encontraron a las cómplices perfectas para un viaje de aventura: dos mujeres y dos niñas.Tania, la guía de la tropa en esta ocasión, los saludó con agrado e inspirados iniciaron un viaje hacia un lugar aún sin conquistar.
Pero el singular despiste de dos seres de inocencia reconocida los hizo olvidar que: "Antes de todo viaje el clima debes consultar", y se encaminaron hacia Jilotepec, Estado de México, sin imaginar que la lluvia se resguardó en la cajuela de los dos vehículos que los llevaron hasta su destino.
Y entre universitarios, niñas y familiares, Io y Chicloso se acomodaron y en un abrir y cerrar de ojos, provocado por el vértigo que la velocidad causa en ellos, hicieron la primer parada que marcaría el inicio de una larga jornada que destaco por diferente, culpa de un clima irreverente.
Para ver la crónica completa, den clic en Humedad y Sonrisas en Jilotepec [día 1]
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